jueves, 31 de enero de 2019

New York Time

Juan Guaidó: Compatriotas fieles, la fuerza es la unión


 

El líder de la Asamblea Nacional, juramentado presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó el 27 de enero de 2019 Credit Meridith Kohut para The New York Times
Read in English
[Si quieres recibir las mejores columnas de Opinión de The New York Times en Español en tu correo, suscríbete aquí a El Times]
CARACAS — El 23 de enero, tras 61 años del derrocamiento de la viciosa dictadura de Marcos Pérez Jiménez, los venezolanos volvimos a tener un día de fiesta democrática.
Pérez Jiménez había sido electo de manera fraudulenta por una Asamblea Constituyente en 1953. Su presidencia tenía que concluir en 1958, pero a fines de 1957, en vez de convocar elecciones libres y transparentes, hizo un plebiscito sobre su gobierno y resultó electo en un proceso amañado. Después de una serie de protestas y la fractura del estamento militar, los venezolanos recuperaron la democracia el 23 de enero de 1958.
Hoy los venezolanos nos vemos una vez más ante el desafío de restaurar la democracia y reconstruir el país, pero en el contexto de una emergencia humanitaria: hay una dramática escasez de alimentos y medicinas, los servicios básicos colapsaron, un número cada vez mayor de menores sufren desnutrición infantil y enfermedades que estaban erradicadas han regresado.
Tenemos una de las tasas de homicidios más altas del mundo, que se ve agravada por la persecución política y la represión contra quienes se oponen al régimen de Nicolás Maduro. Esta tragedia ha originado el éxodo más grande de nuestro hemisferio con tres millones de compatriotas en el exilio.
Quiero dejar claro lo que sucede en Venezuela: las elecciones del 20 de mayo de 2018 fueron ilegítimas, como ha reconocido la comunidad internacional. Por eso, desde el 10 de enero, cuando finalizó el periodo presidencial 2013-2019, Nicolás Maduro está usurpando la presidencia de la república.
Mi designación como presidente interino se basa en el artículo 233 de la Constitución, que dice que si para el inicio de un nuevo periodo presidencial no hay un mandatario electo, el presidente de la Asamblea Nacional se encargará del poder hasta llevar a cabo elecciones libres y transparentes. Por estas razones, mi juramentación del 23 de enero de 2019 no puede calificarse como una “autoproclamación”. No asumí la presidencia encargada ese día por decisión propia, sino en apego a la Constitución.
Tenía 15 años cuando Hugo Chávez llegó al poder en 1998. Entonces vivía en el estado costero de Vargas. En 1999, unas lluvias torrenciales generaron un deslave descomunal que dejó miles de muertes en el estado. Perdí a varios amigos y mi escuela quedó sepultada bajo el lodo.
Desde entonces quedó grabado en mi espíritu el significado de la palabra resiliencia. Mis dos abuelos sirvieron en las fuerzas armadas nacionales e inculcaron en sus hijos el valor del trabajo duro, gracias al cual mi familia y yo salimos adelante. Entendí que si quería un futuro mejor para mi país debía subirme las mangas y dedicar mi vida al servicio público.
Cuando se hizo evidente que con Chávez el país iba rumbo al autoritarismo, me uní al movimiento estudiantil que ayudó a propinar la primera gran derrota política al presidente Chávez en el referéndum por la reelección indefinida de 2007. Más adelante me involucré en la política local y en 2015 fui elegido diputado en la Asamblea Nacional por Vargas.

Continue reading the main story Foto

Una bandera venezolana ondea en la juramentación de Juan Guaidó como presidente encargado del país. Credit Federico Parra/Agence France-Presse — Getty Images

Hoy, la misma generación de hermanos y hermanas de mis días en el movimiento estudiantil está a mi lado, junto a los venezolanos de todo el espectro político que se unen en un esfuerzo por restablecer la democracia. Nos corresponde a nosotros recuperar la normalidad y construir el país próspero y desarrollado de nuestros sueños.
Pero para lograrlo primero debemos recuperar la libertad.
La lucha por la libertad forma parte de nuestro ADN desde la gesta de independencia de América hace doscientos años. En este siglo, los venezolanos nos hemos batido en el asfalto para recuperarla, porque sabemos que lo que se debate no es solo la sobrevivencia de la democracia sino nuestro destino como nación.
Hemos aprendido que el régimen de Maduro opera con un patrón. Cuando la presión popular arrecia, desata la represión y la persecución. Lo sé porque llevo en mi cuerpo los proyectiles que las fuerzas armadas dispararon contra los manifestantes pacíficos en las protestas de 2017. La mía es solo una pequeña herida frente a los sacrificios de mis compatriotas.
Durante el régimen de Maduro, más de 240 venezolanos han sido asesinados en manifestaciones y hay 600 presos políticos, incluyendo al fundador de mi partido y hermano de lucha, Leopoldo López, quien lleva cinco años preso. Cuando la represión no logra resultados, los operadores de Maduro proponen un falso diálogo. Pero ya somos inmunes a la manipulación. Han agotado todos sus trucos. Hoy solo les queda la usurpación.
Dado que el régimen de Maduro no puede retener legítimamente el poder, nuestra estrategia consiste en tres frentes de acción: el institucional, para reforzar el rol de la Asamblea Nacional como último bastión de la democracia; el internacional, para afianzar el apoyo de la comunidad internacional —especialmente el Grupo de Lima, la Organización de los Estados Americanos, Estados Unidos y la Unión Europea— y el popular, cuyo principio es la autodeterminación de nuestro pueblo.
Más de cincuenta países me han reconocido como presidente encargado o han reconocido a la Asamblea Nacional como la única autoridad legítima en Venezuela. He pedido al secretario general de la ONU, António Guterres, y a distintas agencias humanitarias apoyo para paliar la crisis humanitaria. He iniciado la designación de embajadores y la identificación y rescate de bienes de la nación en el extranjero.
Entre los venezolanos hay un amplio consenso a favor del cambio: 84 por ciento rechaza a Maduro. Por ello hemos organizado a lo largo y ancho del territorio nacional cabildos democráticos, donde la población debate libremente sobre nuestro presente y futuro.
Entre los miembros de la oposición hemos logrado concertar posiciones estratégicas en una hoja de ruta democrática de tres puntos: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
La transición necesitará el respaldo de sectores clave de las fuerzas armadas. Nos hemos reunido con militares y funcionarios de seguridad a través de canales clandestinos y hemos ofrecido una amnistía para aquellos que no hayan cometido crímenes de lesa humanidad. El retiro del apoyo militar a Maduro es decisivo para el cambio de gobierno y la mayoría de los efectivos militares y de las fuerzas de seguridad sabe que las actuales penurias son insostenibles.
Nicolás Maduro ya perdió su base de apoyo popular. La semana pasada los habitantes de los barrios más pobres de Caracas salieron a protestar como no había sucedido en el pasado. Ese mismo pueblo tomó masivamente las calles el 23 de enero a sabiendas de que podía ser brutalmente reprimido, y sigue asistiendo a los cabildos.
A Maduro le queda poco tiempo usurpando la presidencia, pero para lograr su salida con el menor derramamiento de sangre, todos los venezolanos debemos permanecer unidos y presionar para el quiebre final del régimen. Para ello, necesitamos del apoyo de los gobiernos, instituciones y personas en el mundo que creen en la democracia y la libertad. Debemos encontrar soluciones efectivas a la grave crisis humanitaria que padecemos, así como seguir construyendo un camino hacia el entendimiento y la reconciliación.
En la unión está la fuerza y la salvación de toda Venezuela.

lunes, 28 de enero de 2019



 Sr:

Nicolas Maduro




Atentamente:

Los Criollitos Venezolanos.:

domingo, 27 de enero de 2019




¡TRAIDORES AL PAREDÓN! Maduro y Padrino cedieron a Narco Guerrilla colombiana “resguardo” de nuestra Soberanía.     




La masacre de Puerto Ayacucho

Si en México la zona norte de ese país es dominada por el narcotráfico y el sicariato, en Venezuela, el sur de los estados Bolívar, Amazonas, Guárico y Apure se han convertido en tierra de nadie, o mejor dicho de dominio de todo tipo de mafias, narcotráfico y grupos irregulares de colectivos armados que apoyan al madurismo, además de que la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidentes de las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), junto con paramilitares son los auténticos dueños de esos estados.
Desde hace varios años, esos territorios fueron abandonados en la defensa de la soberanía nacional, cuya impunidad se ha acrecentado con el madurismo desde que la explotación del “arco minero” se comenzó a realizar en gran escala por parte del régimen. A partir de allí, el madurismo permitió que tanto el ELN, la disidencia de las FARC, así como el resto de los grupos mencionados, tutelaran todos esos espacios geográficos con los actos delictivos del secuestro, el cobro de vacuna a los ganaderos, el contrabando de gasolina, y por supuesto, adueñarse de minas de oro, que en complicidad con militares corruptos y políticos maduristas han hecho de las regiones señaladas un infierno para sus habitantes.

Los hechos ocurridos en Puerto Ayacucho contra varios efectivos de la Guardia Nacional “Bolivariana” (GNB) en los cuales más de una decena de ellos resultaron entre fallecidos y heridos, no puede ser definida sino de masacre, que se articula con los asesinatos que ocurren casi a diario en Guayana, sin obviar que muchas muertes con tales características también se ejecutan, a veces sin ninguna información oficial, en otros estados como Guárico y Apure, así como Barinas y Portuguesa en donde las células guerrilleras también tienen acceso con la complicidad de la propia GNB y lo que nos queda de nuestro ejército.

Es lamentable que tanto el ELN, FARC y paramilitarismo sean quienes tengan dominio de nuestro territorio. Lo insólito es que ocurrida esa masacre, ni el comandante de la GNB, ni el ministro de la “defensa” se habían pronunciado sobre estos hechos, los cuales no dudamos, el madurismo intentará vincular con factores externos con el discurso repetido de la derecha colombiana, el uribismo, el imperialismo, y de seguro, no faltará quien señale a factores de Jair Bolsonaro asociados con estas muertes de efectivos militares.
En un país con una democracia verdadera un hecho de esta naturaleza, sería motivo para destituir toda la cúpula militar tanto de la GNB como del “ejército” y de relaciones “interiores”, pero en Venezuela, éstos sectores son parte de las múltiples irregularidades y crímenes que allí se cometen, razón por la cual, muy poco, o nada les duele a quienes integran el neototalitarismo de semejantes acciones ¡Total! Casi pudiéramos asegurar que los guerrilleros colombianos, – curiosamente la única inmigración que nos llega – bajo el juramento de defender al madurismo, han recibido con ese argumento militar y político, máxima impunidad para cometer en nuestro país sus diferentes actos criminales.

Podemos decir, que las masacres ocurren en Venezuela con el consentimiento u omisión de quienes controlan el poder. Todo el oriente del país, desde San Juan de Las Galdonas hasta Tumeremo, llegando hasta Santa Elena de Uairén y pasando por Puerto Ayacucho, o internarse en Valle de La Pascua para llegar hasta la zona limítrofe de Arauca, sin obviar lo que ocurre en nuestro Esequibo y Delta-Amacuro, unos en mayor y otros en menor medida, todas esas zonas están controladas por criminales. Y mientras ello ocurre, también en el occidente entre Táchira y Zulia la situación no es nada diferente, en virtud de que la guerrilla y el paramilitarismo también tienen sus espacios con el aval del madurismo y una corrupta fuerza armada.
Aquí la única verdad, es que si tenemos una “Fuerza Armada” en donde una tropa militar cuando se atreve a denunciar que están inundados en su destacamento – son procesados por “traición a la patria”¹, cómo podrán hacer frente militar quienes realmente están asediados por mafias, guerrilleros, paramilitares y colectivos armados, cuando ni siquiera tienen suficientes dotaciones logísticas.

La gravedad del abandono de nuestros territorios, y entrega a la guerrilla colombiana e irregulares de las mencionadas zonas sólo podrán ser recuperadas cuando tengamos una cúpula militar que obedezca a la Constitución, y que además comprenda que cualquiera no puede ser militar, sino que eso es una selección de los mejores hombres y mujeres en el plano ético, moral y de amor patrio. Lamentablemente en los últimos tiempos, basta el juramento al madurismo para convertirse en efectivo castrense, sin importar si incluso tiene un pasado con registro criminal.
La masacre de Puerto Ayacucho termina de desnudar la indefensión sobre la cual están expuestos nuestros militares. Aun así, grupos maduristas se atreven a decir que estamos preparados para resistir y “vencer” al enemigo ante una hipotética invasión. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.




 Javier Antonio Vivas Santana/Aporrea

TRAITORS TO THE WALL! Maduro and Godfather gave Narco Guerrilla Colombian "shelter" of our Sovereignty.



                      ¡TRAIDORES AL PAREDÓN! Maduro y Padrino cedieron a Narco Guerrilla colombiana “resguardo” de nuestra Soberanía 
The massacre of Puerto Ayacucho

 If in Mexico the northern area of ​​that country is dominated by drug trafficking and hired killers, in Venezuela, the southern states of Bolivar, Amazonas, Guárico and Apure have become no man's land, or rather dominion of all kinds of mafias, drug trafficking and irregular groups of armed groups that support the madurism, in addition to the Colombian guerrillas of the National Liberation Army (ELN) and dissidents of the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC), together with paramilitaries are the true owners of those states. 
 For several years, those territories were abandoned in the defense of national sovereignty, whose impunity has increased with the madurismo since the exploitation of the "mining arch" began to be carried out on a large scale by the regime. From there, the madurismo allowed that both the ELN, the dissidence of the FARC, as well as the rest of the aforementioned groups, would guard all those geographical spaces with the criminal acts of the kidnapping, the collection of vaccine to the ranchers, the contraband of gasoline, and of course, take over gold mines, which in complicity with corrupt military and political maduristas have made the designated regions a hell for its inhabitants.



The events that took place in Puerto Ayacucho against several members of the "Bolivarian National Guard" (GNB) in which more than a dozen of them were killed and wounded, can not be defined except as a massacre, which is articulated with the murders that occur almost daily in Guayana, without forgetting that many deaths with such characteristics are also executed, sometimes without any official information, in other states such as Guárico and Apure, as well as Barinas and Portuguesa where the guerrilla cells also have access with the complicity of GNB itself and what we have left of our army.
It is regrettable that both the ELN, FARC and paramilitaries are those who have control of our territory. The unusual thing is that this massacre occurred, neither the commander of the GNB, nor the minister of "defense" had pronounced on these facts, which we do not doubt, the madurismo will try to link with external factors with the repeated discourse of the Colombian right , uribism, imperialism, and surely, it will not be missing who points to factors of Jair Bolsonaro associated with these deaths of military personnel.
 In a country with a true democracy an event of this nature, it would be a reason to dismiss the entire military leadership of both the GNB and the "army" and of "internal" relations, but in Venezuela, these sectors are part of the multiple irregularities and crimes that are committed there, which is why very little, or nothing hurts those who make up the neototalitarianism of such actions Total! We could almost assure that the Colombian guerrillas, - curiously the only immigration that arrives to us - under the oath to defend the madurism, have received with that military and political argument, maximum impunity to commit in our country their different criminal acts.



We can say that massacres occur in Venezuela with the consent or omission of those who control power. All the east of the country, from San Juan de Las Galdonas to Tumeremo, reaching Santa Elena de Uairén and passing through Puerto Ayacucho, or entering Valle de La Pascua to reach the border area of ​​Arauca, without forgetting what happens in our Essequibo and Delta-Amacuro, some in greater and others to a lesser extent, all those areas are controlled by criminals. And while this happens, also in the West between Táchira and Zulia the situation is not different, because the guerrillas and paramilitaries also have their spaces with the endorsement of madurism and a corrupt armed force. Here the only truth is that if we have an "Armed Forces" where a military troop when they dare to denounce that they are flooded in their detachment - they are prosecuted for "treason to the fatherland" ¹, how can they face military who really are besieged by mafias, guerrillas, paramilitaries and armed groups, when they do not even have enough logistical resources. The severity of the abandonment of our territories, and surrender to the Colombian guerrillas and irregulars of the aforementioned zones can only be recovered when we have a military leadership that obeys the Constitution, and that also understands that anyone can not be a military, but that is a selection of the best men and women in the ethical, moral and national love. Unfortunately in recent times, the oath to madurismo is enough to become a military force, regardless of whether it even has a past with a criminal record.
The massacre of Puerto Ayacucho ends up exposing the defenselessness on which our soldiers are exposed. Even so, mature groups dare to say that we are prepared to resist and "defeat" the enemy in the face of a hypothetical invasion. About being blind. Anyone with eyes to see.





  Javier Antonio Vivas Santana/Aporrea

domingo, 13 de enero de 2019